viernes, 8 de agosto de 2025

EL BOSQUE EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA



El Bosque era en aquellos tiempos una pequeña población de 1424 habitantes perteneciente al Reino de Granada. Administrativamente dependíamos de las llamadas Cuatro Villas: Grazalema, Villaluenga, Benaocaz y Ubrique. Todo el territorio que abarcaban estas cuatro villas era una posesión de la Casa Ducal de Arcos de la Frontera, aunque tras morir sin descendencia el duque Antonio Ponce de León, pasó a la jurisdicción de la Casa de Osuna, regentada entonces por la prima del duque fallecido, doña María Josefa Alonso Pimentel Téllez Girón, condesa de Benavente y duquesa de Osuna.

Hasta nuestro pueblo, aunque con retraso, llegaban noticias de lo que estaba pasando en España: sabíamos que la entrada el día 18 de octubre de 1807 de las tropas de Napoleón Bonaparte camino de Portugal para hacerse con el control de este país, había terminado convirtiéndose en la invasión de nuestra nación y que nuestro legítimo rey  había sido sustituido por José I, hermano del autoproclamado emperador, Napoleón Bonaparte. Pero todo esto nos quedaba muy lejos todavía y eso nos permitía seguir con nuestra vida cotidiana como si no pasara nada, máxime cuando nos llegó la buena nueva de que el ejército español había derrotado al francés en la batalla de Bailén, lo que mantuvo a los invasores fuera de Andalucía, lejos de nuestra serranía.

Dos años después de la batalla de Bailén, las buenas noticias dieron paso a los malos augurios: el ejército español había sido derrotado en Ocaña y posteriormente, el día 20 de enero de 1810, en Sierra Morena, concretamente en Las Navas de Tolosa, fue prácticamente aniquilado, por lo que ya nada impedía a los tropas napoleónicas penetrar en Andalucía y ocupar sus principales ciudades.

Un sentimiento de incertidumbre y miedo, aunque también de decisión de resistencia, se apoderó de nuestros corazones. Muy pronto las botas invasoras pisarían nuestra serranía, la Serranía de Ronda, y no tardarían en pasar por El Bosque camino de otros puntos estratégicos más importantes, como Ubrique, Grazalema, Ronda o Jimena de la Frontera. Poco antes de que esto sucediese, nuestro alcaide, Rafael del Cuervo Jiménez, nos había reunido a los vecinos para animarnos a organizar la resistencia contra los franceses, de manera que el día 12 de febrero de aquel año de 1810, un puñado de bosqueños encabezados por él mismo le preparamos una emboscada a una tropa francesa compuesta por 35 soldados que por aquí pasaba. Les atacamos en un paraje situado entre El Bosque y Benamahoma y les causamos varias bajas. Fuimos los primeros de toda la Serranía en levantarnos contra los gabachos y eso nos convirtió también en la primera población serrana que sufrió la represalia del ejército francés, que al día siguiente de nuestra emboscada, se tomó venganza saqueando y quemando una parte de nuestro pueblo.


No solo nos quemaron muchas casas y nos robaron todo lo que de valor teníamos, sino que una parte de la tropa quedó aquí para someternos a su control; además nos impusieron la obligación de suministrarles los víveres necesarios para su manutención, a pesar de que la economía del pueblo estaba tan maltrecha que apenas daba para nosotros. El administrador de la duquesa, José Leandro Sanz, colaboró con los franceses y, sabiendo que las necesidades de las tropas galas acuarteladas en el pueblo eran muy superiores a lo que el pueblo podía proporcionarles, dirigió un escrito a las autoridades del vecino pueblo de Benaocaz exigiéndoles que suministraran 200 fanegas de trigo y cebada, 60 gallinas, un canasto grande de huevos, vino bueno y aguardiente, bajo amenaza de que de no hacerlo, los soldados franceses pasarían por allí para recoger esos víveres.

Como los suministros pedidos no llegaban, un nuevo escrito firmado esta vez por el comandante francés, fue dirigido a las autoridades benaocazeñas. Yo tuve que hacer de correo en esta ocasión. Entregué la carta a un alguacil del pueblo y esperé la respuesta. Las autoridades de Benaocaz respondieron que no podían aportar todo lo que se les pedía porque no tenían y además estaban también suministrando comida a las tropas francesas asentadas en Arcos. Esto no fue excusa suficiente para que el día 26 de febrero recibieran un nuevo pedido de 30 fanegas de trigo y 40 arrobas de vino para las tropas imperiales que pronto llegarían a El Bosque escoltando al rey José I. El rey, que ya era conocido por todos como Pepe Botella, llegó a Arcos desde Jerez el día 26 de febrero y en Arcos pasó la noche del 26 al 27. La mañana del día 27 emprendió camino hacia El Bosque. Aquí lo recibimos de manera muy diferente a como lo habían hecho en otros lugares de Andalucía: a su llegada, el pueblo estaba desierto, sin adorno alguno que agasajase al ilustre personaje que para nosotros solo era un usurpador; nadie salió a la calle a recibirle y muchos nos habíamos refugiado en el Albarracín por miedo a que las tropas que llegaban volviesen a tomar represalias contra nosotros. La comitiva real pasó la noche en El Bosque y al día siguiente continuó hacia Zahara y Ronda.

Desde el día en que vinieron a vengarse de nosotros por habernos levantado contra ellos, las tropas francesas permanecieron en nuestro pueblo hasta el 9 de marzo, fecha en la que una partida de guerrilleros dirigida por Andrés Ortiz de Zárate, a quien conocíamos con el sobrenombre de El Pastor, nos liberó de la ocupación francesa. Pero este personaje, el conocido como El Pastor, merece capítulo aparte.


El Pastor acaudilló durante un tiempo las partidas guerrilleras del sector oeste de la Serranía de Ronda. Este personaje, profesor de matemáticas, se encontraba en Alicante cuando España fue invadida por los franceses y ya allí destacó en la lucha contra los gabachos. En 1809 se afincó en Gibraltar, donde se dedicó a la enseñanza, hasta que nuevamente su espíritu patriótico le llevó a tomar las armas contra el francés cuando se produjo la invasión de Andalucía. Para ello solicitó permiso al gobernador de Gibraltar, quien le autorizó a marchar a la Serranía y le proporcionó armas y municiones. El Pastor salió de la ciudad del peñón el día 10 de febrero de 1810 y fue por los pueblos animando a la gente a levantarse en armas contra las tropas francesas.

El primer contacto que los vecinos de El Bosque tuvimos con Andrés Ortiz de Zárate fue el día 9 de marzo. A principios de ese mes, los oficiales ingleses Cauley y Michell, con Zárate como secretario, se habían hecho cargo de dirigir las partidas del sector oeste de la Serranía. El día 9, tropas comandadas por Cauley se aproximaron a nuestro pueblo, atacaron y expulsaron a los soldados franceses. Fue una fiesta para nosotros; un grupo de vecinos, yo entre ellos, nos integramos en estas tropas guerrilleras y en los días siguientes atacamos a los franceses en Prado del Rey, en Grazalema, en Bornos, en Arcos…

Especialmente importante fue nuestra intervención en Arcos. El día 26 de marzo los capitanes ingleses Cauley y Michell decidieron liberar Arcos de la Frontera. El Pastor no participó en esta acción porque días antes había salido hacia Gibraltar para solicitar que se le nombrase jefe de las partidas que hasta ese momento dirigían Cauley y Michell, ya que estos tenían intención de retirarse de la lucha.

Arcos estaba controlado por una tropa de 700 soldados franceses de caballería. Nosotros salimos desde El Bosque, éramos unos 300 guerrilleros capitaneados por los dos oficiales ingleses. Llegamos a medianoche y aprovechando el factor sorpresa, en la oscuridad de la noche, fuimos combatiendo a los enemigos calle por calle,  hasta conseguir que huyeran de la ciudad.

Ortiz de Zárate regresó días después de Gibraltar con el nombramiento de jefe de las partidas guerrilleras y el 4 de abril se reunieron en Ubrique las autoridades de las Cuatro Villas para reconocerle como tal. Aquel mismo día 4, espías que vigilaban los movimientos de las tropas francesas informaron que parecía que estaban organizando un nuevo ataque a El Bosque, aunque finalmente no se produjo.

Tras su nombramiento, una acción sobre Grazalema fue la primera que El Pastor dirigió como jefe. El día 6 de abril, tres mil soldados franceses habían caído sobre nuestro vecino pueblo. Una información equivocada confundió a El Pastor, que llegó tarde a la defensa de Grazalema debido a que las autoridades de Villaluenga le habían informado que los franceses ya se habían retirado. Los franceses lograron hacerse así con Grazalema, si bien las tropas serranas dirigidas por Zárate lograron expulsarlos poco después.

Debido a su enemistad con los militares González Peinado y Serrano Valdenebro, que le acusaban de haber cometido ciertos delitos, a finales de abril, Zárate tomó la decisión, muy a nuestro pesar, de abandonar la lucha y retirarse a Gibraltar. A causa de esas acusaciones, fue detenido allí y puesto a disposición de las autoridades del Campo de Gibraltar; pero la reacción de mucha gente en contra de lo que entendíamos que era una injusticia y también debido a nuestra admiración por su buena labor en la guerra contra los invasores, obligó a las autoridades a liberarlo. El Pastor volvió a la Serranía de Ronda el 16 de mayo de 1810 como secretario de la compañía que mandaba Manuel de Torre y se unió a la lucha para poner freno a la ofensiva desatada por los franceses durante la primera quincena de mayo contra Algodonales (2 de mayo), Villaluenga (día 15) y El Bosque y Ubrique (16 de mayo).

Nos llegaron noticias de que el día 2 de mayo los franceses habían saqueado e incendiado el pueblo de Algodonales, causando allí 239 muertos. Días después una partida guerrillera tendió una emboscada a un grupo de soldados franceses en las inmediaciones de El Bosque y les causó 8 muertos y 3 heridos. Esto provocó que una columna de castigo con artillería cayera sobre nuestro pueblo. Guerrilleros y gente del pueblo nos hicimos fuertes tras la muralla del palacio del Duque y la iglesia. Resistimos lo que nuestras fuerzas nos permitieron, pero la poderosa máquina de guerra contra la que nos enfrentábamos nos fue haciendo retroceder calle a calle, hasta llegar al Monte Calvario, desde donde nos introdujimos en la espesura del monte Albarracín para refugiarnos en él. El pueblo quedó en  manos de los franceses; lo saquearon, quemaron la iglesia, la Casa Consistorial y numerosas casas. Desde el monte, llenos de dolor, contemplamos impotentes las columnas de humo que ascendían hacia el cielo.

Pero la lucha continuó. Ortiz de Zárate consiguió que muchos patriotas se levantasen nuevamente contra los gabachos y poco a poco conseguimos expulsarlos de nuestra tierra.

Sus desavenencias con el brigadier González Peinado y el jefe de escuadra Serrano Valdenebro, hicieron que nuevamente El Pastor decidiera retirarse, esta vez definitivamente. El día 14 de junio se trasladó a Cádiz para informar a las autoridades sobre la situación de la Serranía y para que le sufragasen los gastos que había tenido y se le recompensase por sus servicios. Pero lo que ocurrió fue que a causa de las denuncias presentadas por Peinado y Valdenebro, El Pastor fue detenido y llevado a prisión. Tras unas largas diligencias judiciales, se celebró el correspondiente juicio y Ortiz de Zárate fue declarado inocente.


Durante estos tiempos de guerra, ocurrieron diversos problemas en la administración de los bienes de la duquesa aquí en El Bosque. Se cuenta que a finales de marzo de 1810, Zárate ordenó al administrador, don José Leandro Sanz, que entregase todo el aceite disponible en los almacenes. Este dio cuenta de esto a la duquesa, que posteriormente denunció a El Pastor por robo. Zárate se defendió de esta acusación alegando que quien realmente había robado y vendido el aceite no había sido él, sino el propio administrador, a quien también reprochó el líder guerrillero la traición cometida contra su persona aún cuando él lo había salvado de morir cuando los bosqueños le acusamos de traidor y quisimos ejecutarlo.

Cuando el 16 de mayo las tropas francesas volvieron a tomar El Bosque, el administrador abandonó el pueblo con su familia y se refugió en Gibraltar. La administración de los bienes de la duquesa pasó a ser ejercida por Rafael del Cuervo Jiménez, labor que ejerció hasta finales de octubre. Pero lo verdaderamente importante para nuestra historia es que este destacado personaje, Rafael del Cuervo, fue el alcaide que tuvimos durante los acontecimientos que os estoy contando. Ejerció de alcaide desde 1810 hasta el 23 de febrero de 1812.

Rafael del Cuervo fue protagonista destacado en la lucha de los bosqueños en defensa de nuestra tierra y estuvo a punto de ser ejecutado en Chiclana, adonde fue conducido por los gabachos, acusado de haber liderado el levantamiento de la población. Durante el tiempo en que fue nuestro alcaide, Rafael del Cuervo organizó un servicio de espionaje para informar de los movimientos de las tropas francesas y fue él quien en nombre de todos los bosqueños se presentó el día 17 de noviembre de 1810 ante el Consejo de Regencia para solicitar el Privilegio de Villazgo para El Bosque en base a que habíamos sido la primera población de la Serranía en alzarse en armas contra los franceses.

Efectivamente, fue el 17 de noviembre de 1810 el día en que nuestro alcaide se presentó en la Isla de León ante la Junta de Regencia e hizo allí entrega de un documento en el que solicitaba el Privilegio de Villazgo para El Bosque, apoyando dicha petición en el relato de los servicios que esta población había prestado en la lucha contra los franceses. Además de esa actitud heroica de lucha, en el escrito se relataban los graves daños sufridos por nuestro pueblo, razón por la cual se pedía además el aprovechamiento de los pastos comunales de los reinos de Sevilla y Granada, la exención de las contribuciones que en ese momento adeudábamos y un término municipal propio, independiente de las Cuatro Villas; esto último significaba nuestra ansiada independencia como municipio.


El 28 de noviembre de 1811, un año después de la gestión hecha por nuestro alcaide, el Consejo de Regencia nos concedió la independencia, el Privilegio de Villazgo y el perdón de nuestras deudas. Quedaron sin aprobar el resto de las gracias solicitadas, entre ellas el aprovechamiento de los pastos y el término municipal propio. No fue hasta 1815, tras el regreso de nuestro legítimo rey Fernando VII, cuando se nos confirmó el Privilegio de Villazgo y un término municipal independiente de las Cuatro Villas, adquiriendo así El Bosque el merecido estatus de municipio independiente.

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